Colegio Público García Rivero
El denominado Grupo Escolar Maestro García Rivero, en el barrio de Atxuri, vino a sustituir a unas antiguas escuelas existentes en el mismo emplazamiento. Con anterioridad a la realización del definitivo centro, ideado por Pedro Ispizua, había desarrollado Ricardo Bastida una propuesta que no llegó a ser construida y que guardaba, en su concepción, una cierta similitud con el posterior proyecto de Instituto y Escuela de Comercio del que este arquitecto fue autor.
El proyecto definitivo, que es el que hoy contemplamos, lo realizó el citado Pedro Ispizua, concluyéndolo en 1923, aunque la obra, por cuestiones de gestión, no se vio definitivamente habilitada hasta 1930.
El centro escolar, pensado para una capacidad de unos 850 alumnos y alumnas, sigue prestando hoy en día la función para la que fue creado con la introducción de unas mínimas modificaciones adoptadas en contemplación de las diferentes normativas educativas que se han ido sucediendo a lo largo de su tiempo de vida. El efecto de las inundaciones de 1983, que alcanzaron al centro escolar por su proximidad a la Ría, así como el deterioro propio de los años transcurridos, han exigido un proceso de rehabilitación que ha redundado en la excelente imagen que presenta hoy el centro educativo.
Ficha Técnica
La obra de Ispizua se caracteriza por la dualidad del programa niños-niñas que le llevó a proyectar, en realidad, dos edificios iguales dispuestos simétricamente y unidos por un cuerpo central de menor altura en el que se incluyen un gran vestíbulo principal y en la planta superior un salón de actos. El edificio, como volumen, consta de planta baja, dos plantas superiores, un bajo cubierto y un semisótano.
La fábrica, ejecutada en estructura de hormigón y de acuerdo con los criterios de modernidad que por aquellos momentos se planteaban para las instalaciones dedicadas a la enseñanza, sigue siendo un excelente ejemplo de la calidad profesional de su autor.
Desarrollado en un lenguaje claramente identificable con las arquitecturas regionalistas, presenta, no obstante, una composición que trasluce un orden clásico tanto por las características y elaboración del cuerpo central como por la manifestación más racionalista de su fachada trasera.
En general, da la idea de un elegante y, a la vez, inmediato y proporcionado ejercicio de arquitectura. Destacan, además, la gran calidad de sus espacios interiores y, en particular, del citado gran vestíbulo-recreo central.
Texto Bilbao izan.






